Cuando el monstruo del hambre atacó a la familia de Andrea, sus dos hijos mayores se fueron de la casa para vivir cuatro años en la calle. La remuneración por el trabajo ya no alcanzaba en el hogar, no eran beneficiarios de los programas sociales del Gobierno y pasaban días sin comer. Apostaron a la caridad y a la astucia para llenar el estómago, mientras su madre los buscaba por toda la ciudad. Andrea luchó y logró que sus muchachos regresaran a casa, pero su situación no es muy distinta.
Guión, producción y locución: Génesis Carrero
Fotografías: Hirsaid Gómez
Desde: Ocumare del Tuy, Venezuela
Publicado: 17/01/2019
Transcripción del podcast
[PRESENTACIÓN DE VOCES DEL DESAMPARO]
[SONIDO DE LLANTO DE NIÑO]:
Génesis Carrero: Cuando llegó a su casa del trabajo, sus dos hijos mayores ya no estaban. Los cuatro pequeños tenían mucha hambre y le contaron a su mamá que los muchachos, sus hijos mayores a los que había dejado a cargo de la casa, se habían salido por la ventana sin darles nada de comer antes de escaparse. Ese día, empezó el calvario de Andrea. El hambre de sus niños los hizo buscar en la calle lo que en la casa no recibían.
Salir de casa para escapar del hambre y, luego, regresar a esta, para volver también al hambre. Así se resume la vida de esta familia atrapada en la crisis de Venezuela.
Andrea: Ha sido largo y duro, y sufrido para mí porque, primero, al ver la situación en la que ellos cayeron, pienso yo, que sin ninguna necesidad. Pero la misma necesidad que pasábamos indujo a que ellos cayeran en esa situación, porque no nos alcanzaba para comer. Había días en que pasábamos hasta tres días sin nada de alimento.
Génesis: Ellos no están solos en esto. 61,2% de los venezolanos están sumidos en la pobreza extrema y han bajado al menos 10 kilos de peso por la falta de alimentos. Además, un boletín de Cáritas revela que en el país 78% ha tenido que desincorporar a algún miembro familiar para bajar la presión de consumo de alimentos y paliar la inseguridad alimentaria.
Andrea: En ese tiempo, yo los dejaba solos porque no tenía quién me los cuidara y esa era otra. Nunca he tenido familia cerca, no existían las guarderías ahí en ese sentido y, entonces, ya ellos tenían sus 9 o 10 años, y ellos quedaban a cargo de los otros más pequeños. Entonces, cuando yo llegaba del trabajo, se me escapaban por la ventana y dejaban a los otros niños ahí solos. Cuando yo llegaba, ellos decían, yo preguntaba: ¿Y Leo, y Nayel? Y me decían “no, mamá, ellos se fueron por la ventana”. Entonces, yo pensando, porque aún estaba como ilusa de la situación que estaban viviendo, yo pensaba que ellos estaban por ahí cerca.
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de los venezolanos considera que el ingreso familiar no es suficiente para la adquisición de alimentos dentro y fuera del hogar
Fuente: Cáritas Venezuela. Encuesta de Condiciones de vida 2017
Al entrar a la casa de Andrea, tal y como sucede en todo el complejo habitacional, la bienvenida las dan las moscas, que proliferan por las fallas en el servicio de recolección de basura. En el lugar, habitan más de 5 mil personas, según los datos de la Corporación de Servicios del estado Miranda.
La familia vive en una vivienda que cuenta con dos habitaciones, un lavandero, una sala que también es cocina. Los únicos artículos que están en buen estado en esa casa son unos muebles, que les regalaron. A la cocina solo le funciona una hornilla. La puerta de la nevera está despegada y se cae a veces. Ella, su marido y los dos niños más pequeños duermen en un colchón roto en el piso de una habitación. En la otra, hay dos camas remendadas con unos colchones que no cubren completamente el espacio donde duermen los otros 4 muchachos. Las necesidades se acumulan en este hogar.

Andrea: Más nunca les pude dar tetero, más nunca ni pañales… Mi hijo pequeño prácticamente no me pudo usar pañal nunca, y él tiene problemas hasta de salud, porque él me nació con cesárea y salió con su pipicito como desprendido, una situación que debe ser operada y yo no he podido hacer esas gestiones.
En las piernas, tiene desviación en las piernitas y tampoco he podido hacer esas gestiones, porque en los hospitales no existe ahorita ni una placa.
Génesis: Tanto ella, como su pareja tratan de buscar dinero, como pueden, para comer.
Andrea: El resto de los días, por ejemplo, a veces consigue algo por ahí, dice “mira voy por ahí a ver qué veo, qué vendo. Por ejemplo, que alguien esté vendiendo un taladro, entonces, él le busca el negocio y le regalan algo, y con eso, medio se come, porque no es comer como tal.
Génesis: El caso de Andrea, cuyo nombre fue cambiado para este trabajo por temor de ella a recibir represalias, es solo uno dentro de 87% de las familias venezolanas que manifiestan encontrarse en estado de pobreza y no tener acceso a los alimentos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana (Encovi) de 2017. Esta investigación cuantifica el drama de Andrea y de muchos otros venezolanos. La profesora Marianella Herrera, médico nutrólogo e integrante de la fundación Bengoa, describe mejor la situación general.
Marianella Herrera: En Venezuela, en este momento, no hay un respeto al derecho humano a la alimentación, porque cuando nosotros vemos el condicionamiento que ocurre para satisfacer las necesidades alimentarias y sus consecuencias nutricionales, nos damos cuenta que hay una serie de obstáculos y de violaciones, en consecuencia, a este derecho. Una de ellas es el condicionamiento por razones políticas a la obtención o no y el acceso o no de los alimentos.
Tenemos varias cifras disponibles en el país para hablar de desnutrición. Una de ellas es la reciente encuesta Encovi del año 2017, donde prácticamente un 70% de los venezolanos manifiesta haber perdido 11 kilogramos de peso, no podemos decir que todos los que perdieron 11 kilos estén desnutridos, pero. definitivamente, es una cifra promedio que es alta y que indica el deterioro al cual se encuentran sometidos los adultos venezolanos.
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de los venezolanos se ha acostado con hambre porque no había suficiente dinero para comprar alimentos
Fuente: Cáritas Venezuela. Encuesta de Condiciones de vida 2017
Génesis: Andrea asegura no haber perdido 11, sino más de 40 kilos desde 2015. Ella recuerda que antes de esa época lograba darle de comer a sus hijos, a pesar de que siempre ha vivido de forma humilde. Pero, ahora, lamenta no tener oportunidad de saciar la necesidad de sus hijos.
Andrea: Cuando existían los mercales y esas cuestiones, yo compraba y me alcanzaban mis tres comidas, pero después que todo eso cambió y ni en los negocios todo estaba caro, fue fatal para mí, porque ya no nos comíamos los tres platos de comida, ya, incluso, tres días estábamos, mami, tres días sin comernos nada… y ellos lloraban. Incluso, tengo el de 3 añitos, que ese niño cuando no hay nada en la casa, le da como unas bajas de tensión que se me tira al suelo a llorar porque dice ‘tengo hambre, tengo hambre’ y lo que hace es pedirme comida.
Génesis: Andrea vive todo este calvario, a pesar de contar, una vez cada mes y medio -cuando no se retrasa más de la cuenta-, con la caja de alimentos llamada Clap. Este programa de venta de comida con precio subsidiado que el Gobierno nacional asigna a familias de zonas populares en Venezuela, a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, tiene como objetivo garantizar el derecho a la alimentación. Pero, se trata de un sustento irregular, politizado y escaso que no cubre las necesidades de una familia venezolana promedio.
Marianella Herrera: Los productos de la caja Clap, como productos, por supuesto, que sirven para satisfacer en alguna medida las necesidades y requerimientos nutricionales de una persona, eso no lo dudamos.
El problema es la inconsistencia y la inestabilidad en la disponibilidad y el acceso de estas cajas.
Génesis: Andrea pasó trabajo, sufrió, dejó de comer para darle a los suyos, y no fue suficiente. Fue viendo cómo perdía poco a poco esas garantías dentro del derecho a la alimentación, que la médico nutricionista y especialista en seguridad alimentaria Susana Raffalli enumera como la oferta, el acceso, la estabilidad en la adquisición de los alimentos y la higiene en el consumo de estos.

Susana Raffalli: El derecho a la alimentación pasa por dos cosas que se parecen, pero no son lo mismo, y tenemos derecho a las dos: la primera es a estar bien nutridos, no tener desnutrición y morir por eso, pero la segunda es a vivir libre de hambre, a no pasar hambre. Tenemos derecho a no pasar hambre y tenemos derecho a estar bien nutridos. A las dos cosas, porque se pudiera interpretar que si te hacen llegar una o dos cajas al mes, a tu casa, decidiendo por ti lo que tú quieres, pues no vas a tener hambre, pero lo cierto es que eso se traduce si está mal pensado y si está mal asignado, en una verdadera nutrición, y la otra cosa es que el derecho a la alimentación no es el derecho a que te alimenten, es el derecho a alimentarte por autodeterminación.
Génesis: Andrea hizo todo lo posible por mantener a sus hijos. Ella es bachiller y siempre trabajó como camarera en centros de salud, pero la crisis ha hecho que el trabajo disminuya y que desmejore su condición de vida. Ella y su familia pasaron a depender de la buena voluntad y, en muchas ocasiones, de lo que sus hijos mayores conseguían en la calle.
Andrea: Hay momentos en que me provoca salir corriendo y se me ha pasado hasta por la mente de meterme cuando pase un carro y acabar con todo este sufrimiento, pero pienso mucho en ellos. Yo amo mucho a mis hijos.
No poderles dar los que ellos desean. Mis hijos tienen más de 4 años que no saben lo que es un Niño Jesús, no saben lo que es un estreno y me duele. Yo los acuesto a dormir temprano porque no tenemos…
Génesis: Andrea es parte de ese pueblo al que el Gobierno venezolano asegura proteger, pero al que no llegan sus beneficios. Esta mujer dice no contar con los bonos oficiales ofrecidos. No recibe apoyo de ninguna misión ni ha sido escuchada por las instancias a las que ha acudido para solicitar ayudas puntuales con enseres para su vivienda. Tampoco ha podido hacer reparaciones a su apartamento o tan siquiera recibir útiles y uniformes escolares, para que sus hijos puedan estudiar. Esta es la razón, por la que ninguno de sus muchachos, que tienen entre 2 y 16 años de edad, van a la escuela.
Andrea: Dejo hasta de comer para poder darle a ellos, porque ellos a veces, mi mamá dice que es maña, pero yo pienso que no es maña, sino que es el estrago de que, por ejemplo, no comemos hoy bien, entonces, mañana tenemos harina y yo les hago una arepa, y ellos empiezan: “Mamá, quiero otra, quiero otra” y a veces les hago hasta tres arepas en el instante, porque quedan con hambre, tienen hambre”.
Susana Raffalli: Cuando una población enfrenta situaciones de inseguridad alimentaria, que no está segura de lo que va a comer esta noche o mañana o dentro de una semana, en general, esto se ha visto en todas las poblaciones que han pasado por esto, adopta una de tres posibles estrategias o las adopta las tres en simultáneo o una tras otra: La primera estrategia es adaptarte, tratar de adaptarte, ¿Qué significa esto en términos de alimentación? Empiezas a tratar de buscar dónde comprar más barato.
El segundo gran grupo de estrategias es, entonces, ya la privación alimentaria que ya estamos registrando. Pasa por dos cosas, la primera es por comer cosas que usualmente no comerías, pero no te queda remedio.
La gente que ya no le sirvió adaptarse a comprar menos, a comprar en lugares de desecho, empiezas a disminuir lo que comes y el número de comidas hasta que, por fin, llegas al tercer grupo de estrategias, cuando ya lo otro no funcionó más, que son las de destitución y colapso. ¿Destitución qué es? Que te autoliquidas para poder comer.
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de los niños evaluados entre abril y julio de 2018 tenían algún grado de desnutrición
Fuente: Cáritas Venezuela
Génesis: Andrea y su familia pasaron por todas las etapas que describe Susana Raffalli y llegaron a ese punto en que es necesario degradarse y hurgar en la basura para poder ingerir algún alimento. Los hijos mayores de Andrea vivieron casi cuatro años en la calle, pero ella recuerda la primera noche sin sus hijos como si se tratara de un hecho vivido hace horas.
Andrea: Para mí, fue traumática. Yo no dormí, lloré y pensé que el mundo se me acababa. Algo inexplicable Incluso, cuando el de 16 me agarró calle fue por su hermano de 14, porque un día lo siguió, porque él lo impulsó y él se tiró a la calle también por medidas de protección a él. Para cuidar a su hermano, para estar pendiente de su hermano. Cuando estaban los dos fue indescriptible, porque, incluso, yo descuidé a mis hijos pequeños y la única hembra que tengo, ha sido mi soporte, me ha ayudado porque, por ejemplo, le dije: “Ay, niña, ya yo vengo, voy a buscarlos”. Y, no descansé ni un día en ir para acá, para Caracas, buscándolos, atrás de ellos, diciéndoles: ¡vámonos!”.
Génesis: Cuando los dos hijos mayores de Andrea se fueron de casa tenían diez y doce años. Vivían en la casa junto con su padrastro, pero los maltratos que este les daba y la falta de alimentos les dio el empuje a los dos muchachos para asumir la mendicidad como una nueva forma de vida. Andrea y el esposo salían a la calle a buscar el pan y todos sus hijos, incluidos los dos mayores, se quedaban solos, fraguando ese mejor porvenir que creían que encontrarían en las vías públicas.
Cuando se fueron de casa, ella nunca dejó de buscarlos e, incluso, pasó un año entero sin dar con su paradero, hasta que los ubicó en un comedor solidario del barrio El Pedregal de Chacao. Allí, el Padre Jesús Godoy les tendió su mano y ayudó para que la familia se uniera de nuevo.
Padre Jesús Godoy: Muchos niños de la calle y adolescentes han dejado su casa, porque en su casa no tenían qué comer y en la calle encontraban más posibilidad. Incluso, llevando a su casa lo que en la calle conseguían, bien sea por la bondad de la gente o por lo que encontraban en la basura. Nosotros queremos, como organismo de la iglesia católica, ayudarlos a salir de su situación de calle, ayudarlos a tener una estabilidad y garantizar su derecho más básico a la alimentación.
El hogar, la familia y la casa es el mejor lugar de protección, luego nosotros pensamos que estar en la casa es lo mejor. También ayudando a soportar y a contener algunas situaciones por las que ellos se fueron del hogar, como el hambre, no tener productos básicos. Hemos ayudado a que ellos puedan estar en una academia de fútbol, hemos ayudado a que se inscriban en un parasistema. Estamos tratando que hagan un curso que les ayude un oficio y puedan tener un trabajo.

Génesis: La crisis en Venezuela ha movilizado a la Iglesia católica, a las fundaciones, a organizaciones de la sociedad civil, a ciudadanos comunes y a venezolanos en el exterior, a procurar iniciativas que garanticen la alimentación y ayuden a los necesitados. En el caso del Padre Jesús Godoy, su parroquia en Chacao no solo les ofrece desayunos, almuerzos y cenas a personas en condición de riesgo, sino que los ayuda a reinsertarse en la sociedad, a conseguir un trabajo y a valerse por sí mismos.
Padre Jesús Godoy: Sabemos que no queremos que esto sea mantener la indigencia, nosotros tenemos un único objetivo, que salgan de la calle, pero también es necesario dar este aporte en alimentación. Hemos tratado casos de niños recién nacidos con desnutrición y gracias a Dios hemos conseguido gente que nos ayude a encontrar las fórmulas para ellos.
Génesis: La familia de Andrea tiene poco más de un mes junta de nuevo. Aunque llenos de carencias, están juntos y eso es lo más importante. Con la ayuda del Padre Godoy, Andrea logró convencer a sus hijos de volver a casa. Ahora él les brinda ayuda con productos de la cesta básica y algunas comidas preparadas, además de medicinas y utensilios del hogar que reciben por donaciones a la iglesia. Es un alivio para Andrea, pero no lo es todo. Ella y sus hijos siguen pasando trabajo.
Andrea: A mí me tocó salir a la calle, a pedir para poderle dar de comer a mis hijos. Me iba a mercados, venía a las calles a pedir para poderle dar algo de comer a ellos. Estos años han sido bastante fuertes y duros para mí. Lamentablemente, me ha costado bastante (3:05) Hasta hace poco, tienen poco tiempo conmigo. Ya un mes, gracias a Dios.
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de los hogares venezolanos han incurrido en alguna forma de privación alimentaria
Fuente: Cáritas Venezuela. Informe de abril a julio de 2018

Génesis: Hoy sus hijos recuerdan la experiencia de las calles con dolor, pero en sus ojos, en sus palabras se nota la esperanza por un futuro mejor. Ya están en casa tratando de mantener una relación cordial con su padrastro y de recuperar a su familia. Andrea asegura que su pareja tiene una mejor relación con ellos y que lo que se consigue para comer se reparte entre todos por igual.
Hijo de Andrea: Aquí en mi casa, me siento un poquito mejor, porque duermo en una cama, estoy con mi familia, todo lo demás, en la calle, porque se ven muchas cosas. Bueno, bien, aunque no tengo con qué entretenerme, a veces bajo para allá abajo con mi hermano y jugamos fútbol en la cancha, que es la única manera en la que nos entretengamos.
Hijo de Andrea: Comíamos bastante en la calle, pero a la vez también, porque nos sentíamos incómodos en la calle, queríamos estar aquí, pero no podíamos porque la situación de la comida, maltrato con mi padrastro, más que todo por eso fue que nos fuimos a la calle.
Génesis: El regreso de los muchachos le devolvió un pedacito de vida a Andrea, pero no la hizo del todo feliz. Aún sabe que las carencias y el hambre juegan en contra de ese hogar bonito con el que soñó desde que era una niña.
Andrea: Le pido a Dios que me dé vida y larga salud, porque los quiero ver por el camino del bien y no por el camino del mal, y quiero estudien, que se preparen, que sean hermanos unidos, que el día que yo les falte se apoyen los unos a los otros y aprendan a compartir… Que no sean unos fracasados como lo he sido yo”.
[DESPEDIDA DE VOCES DEL DESAMPARO]


Los testimonios completos de este podcast pueden ser escuchados en el Archivo de Voces, un sitio para la documentación y el estudio de los Derechos Humanos.
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¿Qué hacer si violan tu derecho a la alimentación?
- El derecho a los alimentos no implica que el Estado tenga la obligación de distribuir comida para todos sus ciudadanos.
- Sí implica la obligación de los Gobiernos de respetar este principio y no interferir con los esfuerzos de sus ciudadanos para ganarse el sustento diario.
- Los gobiernos tienen la obligación de satisfacer y ayudar a quienes no gozan del derecho a alimentarse, mediante planes y creación de oportunidades para que haya alimentos en los hogares de cada país.
- Cuando estas medidas no son suficientes, entonces el Estado debe proporcionarlos, tal como lo establece la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación.
- Si usted siente que este derecho está siendo vulnerado en su familia, el Centro de Justicia y Paz (Cepaz) y la Red de Activistas Ciudadanos por los Derechos Humanos pueden documentar su denuncia.
¿Cómo documentar la denuncia?
- Entra a https://denuncialoya.org.ve/.
- Llena la planilla en el sitio online con todos los datos que se solicitan.
- Suministra un recuento de los hechos con fechas y datos precisos.
- Puedes cargar fotos o documentos que prueben tus palabras.
- Selecciona si la información que aporta es solo para documentación, o si prefieres que la denuncia sea expuesta públicamente.
- La organización y sus aliadas estudiarán el caso y se comunicarán contigo para intentar canalizar la ayuda adecuada.
Fuente: Centro de Justicia y Paz y Susana Raffalli, nutricionista y asesora de Caritas Venezuela.