A Lisbeth Santana la despidieron del Servicio Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) por firmar en el referendo en contra del presidente Nicolás Maduro, en 2016. Antes de su despido, asistió obligada por los jefes a las concentraciones oficialistas y soportó vejaciones. Demandó al Seniat ante el Tribunal Contencioso de Monagas y ganó. En esta historia da la clave de su logro.
Guión, producción y locución: Jesymar Añez
Fotografías: Hirsaid Gómez
Desde: Maturín, estado Monagas
Publicado: 21/01/2019
Transcripción del podcast
[PRESENTACIÓN DE VOCES DEL DESAMPARO]
[Sonido: Consignas recolección de firmas en contra de Nicolás Maduro]
¡Revocatorio ya!, ¡Revocatorio ya!, ¡Revocatorio ya!
Silencio
[Sonido: Diosdado Cabello amenazando a trabajadores que firmaron]
Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV: Nosotros vamos a revisar una por una, una por una. Ahí no vamos a aceptar nada. No, no que medio se parece. ¡No, no, compadre!. Venga aquí y meta su huella, meta su huella.
Silencio
Jesymar Añez: Lisbeth Santana fue despedida el 30 de junio de 2016 del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria, Seniat, por apoyar el referendo revocatorio en contra del presidente Nicolás Maduro. Con su caso, se cumplió esa amenaza de Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV.
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Jesymar: Es una de los 892 funcionarios que han sido destituidos y sancionados en la administración pública, entre abril de 2016 y enero de 2018, por motivos políticos, según registros de la ONG de derechos humanos, Movimiento Vinotinto.
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Jesymar: Lisbeth nació en Caracas y estudió hasta quinto año de educación diversificada. Es madre soltera y tiene tres hijos: Rudy, Ashly y Kirby. Es abuela de dos varones.
Vive en la urbanización Juana la Avanzadora de Maturín, estado Monagas; una zona de clase media. Alcanzó el grado ocho en el Seniat, que es el escalafón al que podía llegar por ser bachiller. Allí trabajó durante 22 años.
Silencio
Lisbeth Santana, ex trabajadora del Seniat: Cuando ellos nos entregaron la carta de destitución, yo pregunté: ¡Ajá!, ¿y esto qué es? ‘Bueno, así como el superintendente tiene la potestad de ingresar a la administración pública a quien se le dé la gana, también tiene la misma potestad para prescindir de ellos’. Eso fue lo que me respondió la funcionaria de normativa legal.
Jesymar: La situación la tomó por sorpresa. Aunque en el fondo sabía que en cualquier momento ocurriría. Nelson Urbina, jefe de Tributos Internos en 2016, se lo había advertido.
empleados públicos habían sido despedidos en Venezuela por causa política, hasta septiembre de 2018
Fuente: Cáritas Venezuela. Encuesta de Condiciones de vida 2017
Lisbeth: El jefe, de repente, pasaba por la puerta de la oficina y nos decía, este, si no hicieron tal cosa, aténganse a las consecuencias. No quiero lloradera.
Jesymar: Pero, antes de eso, hubo una época en la que Lisbeth le fue útil al Seniat. Yauris Silva, su ex compañera, lo recuerda.
Yauris Silva, ex colega de Lisbeth: Cumplíamos con nuestros horarios, cumplíamos con nuestro trabajo. Lisbeth se destacaba en lo que le mandaban a hacer.
Silencio
Jesymar: Era de las que asistía a las concentraciones oficialistas por órdenes de su superior, una práctica común en la administración pública de este país.
Lisbeth: Lo que nos decían era lo que nosotros hacíamos. ¡Te tienes que poner la franela!, nos poníamos la franela. ¡Te tienes que poner la gorrita!, nos poníamos la gorrita. Siempre que ellos suministraran eso…
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Jesymar: En Venezuela, los trabajadores públicos deben asistir a las concentraciones oficialistas. Viajan desde el interior hasta Caracas, muchas veces sin comer y firmando una lista de asistencia para evitar despedidos.
La obligación llega hasta los intentos de persuasión del mismo acto de votación, como fue el caso de Haydée Arbelaiz, quien trabajó por 25 años en el Seniat de Ciudad Guayana.
funcionarios fueron destituidos y sancionados en la administración pública, entre abril de 2016 y enero de 2018, por motivos políticos
Fuente: Movimiento Vinotinto
[Sonido: de Haydée Arvelaiz, ex trabajadora del Seniat de Ciudad Guayana]
Haydée Arvelaiz: Yo tuve que ir a votar obligada cuando las elecciones del Psuv. Nos llamaban por teléfono: ‘Tienes que votar, y cuando votes, nos tienes que avisar’.
Silencio
Jesymar: Los empleados del Seniat Ciudad Guayana fueron despedidos cuando omitieron esas instrucciones e hicieron valer sus derechos políticos a favor de la oposición al Gobierno. José Antonio Arriaga es uno de ellos. Trabajó por 30 años en el ente recaudador.
[Sonido de José Antonio Arriaga, ex trabajador del Seniat de Ciudad Guayana]
José Antonio Arriaga: No solamente somos nosotros tres, aquí en la región Guayana. Es a nivel nacional, en todas las regiones administrativas del Seniat, así como también en el nivel normativo en Caracas. Tengo entendido que también han sido destituidos funcionarios, y todos coinciden en que es por el motivo de haber firmado.
Jesymar: Las presiones de los funcionarios en altos cargos del Seniat fueron arreciando con los años. En los días previos a las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional, en diciembre de 2015, salió a la luz pública la grabación del acoso laboral que hizo a su equipo José Miguel Montañez Silva, gerente de Aduana Aérea en el Aeropuerto Internacional de La Chinita, estado Zulia.
[Sonido de José Miguel Montañez Silva, gerente de Aduana Aérea en el Aeropuerto Internacional de La Chinita, estado Zulia]
José Miguel Montañez Silva: Cuando ustedes vayan a pasar a su mesa de votación, agarren su teléfono celular, agarren su teléfono celular… y lo ponen en modo foto, ¡de una vez!, en cámara, y se lo llevan en su mano… Pasan, se anotó, pasó por la máquina, puso la huella, pasó a la máquina de votación, buscó el Pe-ese-uve (PSUV), le dan ‘seleccionar todo’, ¿verdad? Se toma la foto con el dedo en ‘seleccionar todo’, ¡Chíquiti! ¿verdad? Imprimió, le da votar a la máquina, imprimió el papelito y, ahí mismito, ¡chácata!, le toma la foto al papelito. Porque yo el día lunes, no, el día martes, van a pasar cada uno de ustedes por mi oficina, a mostrarme su voto.
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Jesymar: Todo cambió para Lisbeth cuando decidió apoyar el referendo revocatorio en 2016, en contra del presidente Nicolás Maduro. Hasta ese año, mantuvo una postura política silenciosa.
Lisbeth: El día que nos cansamos y dijimos: ¡No más!, ¿ok? Llamaron a referéndum. ¿Están ustedes de acuerdo? ¡Vamos a firmar!
[Sonido en puesto de recolección de firmas contra el presidente Nicolás Maduro, el 26 de abril de 2016]
¡Te revoca!, ¡Te revoca!
Jesymar: Ella sabe que la ficharon por firmar y por asistir a una marcha de oposición en 2016. Afirma que integrantes del movimiento Tupamaro, de tendencia oficialista, le tomaron fotografías para llevarlas a una oficina, en Pdvsa Maturín.
El movimiento actuó como vigilante de los funcionarios públicos. Un amigo, trabajador de Pdvsa y cuyo nombre por seguridad no puede mencionar, se lo hizo saber.
Lisbeth: Era una sala situacional y tenían un mesón grandísimo llenos de fotos y en esas fotos estábamos muchas personas conocidas de él, inclusive, familia de él. Y él se quedó sorprendido, porque éramos gente todos muy allegados a él, y nos hizo un llamado de atención: que no volviéramos a ir.
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de los casos de despidos de la administración pública que llegaron al Tribunal Contencioso Administrativo fueron atendidos
Fuente: Movimiento Vinotinto
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Jesymar: En el Seniat, Lisbeth también fue víctima de acoso. Yauris, su ex compañera, lo asegura.
Yauris: Fue acosada por el jefe del sector durante mucho tiempo, la amenazaban, igual que nos amenazaban a todos. Yo también fui objeto de esas amenazas, de todas esas cosas que nos hacían allí.
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Lisbeth: Nos tomaba desprevenidas en el pasillo cuando no había nadie, cuando nadie escuchaba, porque de repente uno se lo podía conseguir en las escaleras, entonces, la gente reaccionaba, y si reaccionaba, entonces, él amedrentaba de otra manera, y así muchas cosas.
Jesymar: Por todo eso, Lisbeth demandó al Seniat, el 18 de julio de 2016, ante los tribunales de Monagas. Lo hizo amparada en la Constitución de 1999, la Ley de Carrera Administrativa y los estatutos internos del ente recaudador.
Con la Constitución del 99, Lisbeth pasó a ser funcionaria pública de carrera y no podía ser removida. Los estatutos internos del Seniat establecen, además, que la única forma de que sea destituida es por un procedimiento administrativo inadecuado, malversación de fondos o corrupción.
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Jesymar: Como estaba clara de que sería un proceso difícil, se armó de paciencia y le hizo seguimiento a su expediente para que no lo engavetaran.
Lisbeth: La jueza nos declara en el 2017 que yo gané el caso, y me da con lugar todo lo que yo solicité: la restitución a mi cargo, la restitución de todos mis salarios caídos.
Jesymar: El Seniat no quedó conforme con la decisión del Juzgado Contencioso Administrativo de Monagas y apeló. El caso llegó a la corte en agosto de 2017.
Lisbeth: Ellos sabían que ellos tenían todas las de perder, pero, ¿qué hicieron? Dilatar, dilatar el caso. Que pasaran los días, que pasaran los días, y en marzo de este año (2018)… se cumplieron los lapsos y vuelvo a ganarle al Seniat.
Jesymar: El organismo debe reengancharla en su mismo puesto, sin trasladarla a otro estado, y pagarle los salarios caídos al valor del salario actual.
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Jesymar: Su hija, Ashley Gutiérrez, sabe que el caso de su mamá tiene otra connotación. Ashley es la segunda hija de Lisbeth y vive en Caracas.
Ashley Gutiérrez: Para nadie es un secreto que la administración pública, si tú no estás con el Gobierno, te hacen la vida imposible, y eso pasaba con mi mamá.
Jesymar: Madre e hija están seguras de que esa es la razón por la que no avanza un procedimiento administrativo en contra del Seniat ante el Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales.
Durante sus años de servicio, Lisbeth adquirió una enfermedad laboral y por eso los demandó. Tiene compresión radicular. Rudy, su hijo, nos cuenta, desde Perú, cómo fue todo al principio.
Rudy Gutiérrez: Cuando mi mamá comenzó con los problemas en la espalda, comenzaron mucho los reposos. Dejó de ejercitarse mucho y muchas veces pasaba el día en la cama, pues no podía ni levantarse del dolor que ella sentía.
Jesymar: Sus dolencias aparecieron cuando trabajaba en la unidad de contribuyentes especiales, cumpliendo jornadas de hasta 10 horas diarias.
Lisbeth Santana: Yo hacía toda la jornada parada, porque no había sillas adecuadas para tal fin. Las que estaban, estaban dañadas y no las sustituían.
Jesymar: En mayo de 2008, la operaron de la columna por primera vez, y en septiembre de 2012, la sometieron a otra cirugía más riesgosa.
Lisbeth Santana: Tuvieron que quitar los aparatos que habían colocado en la operación anterior, retirarlos, sustituirlos y descomprimir hasta donde se pudo, pero no pudieron tocar la médula.
Jesymar: Su condición ameritaba una incapacitación y Ashley la acompañó en ese proceso.
Ashley: Se la negaron, la doctora que la atendió pareciera que hubiese estado mandada. Ya sabía cuál era el caso, porque cada vez que ella llegaba, ella sabía quién era Lisbeth Santana y era como un ensañamiento.
Lisbeth: La misma persona que me había evaluado la primera vez, es quien me evalúa la segunda, cuando vio todos los documentos y vio mi nombre: ¡Ah!, es que tú eres Lisbeth Santana y es que a tí no te bastó la primera vez que yo te dije que está negada, chica, así sin ver los exámenes.
Jesymar: Lisbeth se refiere a una médico que coordinaba el comité que la atendió en el Hospital Miguel Pérez Carreño, por órdenes de la División Nacional de Seguridad Social del Seniat.
Lisbeth Santana: Yo salí con una crisis depresiva, yo decía, bueno, o sea, trabajar bajo esas condiciones, con esa presión, yo estuve a punto de renunciar.
Jesymar: Está clara de que sentó un precedente. Según la ONG Movimiento Vinotinto, solo 10 por ciento de los casos que llegaron al Tribunal Contencioso Administrativo fueron atendidos. Hasta septiembre de 2018, 3.992 empleados públicos habían sido despedidos en Venezuela por causa política.
Lisbeth Santana: El Estado se teme a sí mismo, porque el Estado no gana nunca, dilata, pero no gana. El que se cansa de hacerle seguimiento es el que pierde. El que pierde las esperanzas de no seguir, es el que pierde.
Jesymar: Ahora, tiene el poder de decidir. Puede solicitarle al tribunal que ejecute la sentencia.
Mientras esto ocurre, Lisbeth vive como si estuviera de reposo. Sus tres hijos la ayudan económicamente. Está vendiendo su casa para irse a vivir a Caracas.
Lisbeth: Ahora, yo me puedo sentar tranquila a esperar, ya el trabajo se hizo. Ya yo gané.
Los testimonios completos de este podcast pueden ser escuchados en el Archivo de Voces, un sitio para la documentación y el estudio de los Derechos Humanos.
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¿Qué hacer si violan tu derecho al trabajo?
- Si eres despedido injustamente, debes acudir a la Inspectoría del Trabajo de tu jurisdicción
- No debes exceder un lapso de 10 días hábiles sin solicitar la calificación del despido, porque perderás el derecho a reenganche
- Si dejas pasar el lapso de los 10 días hábiles para el reenganche, podrás demandar ante el Tribunal del Trabajo competente.
- El juez de juicio decidirá de manera oral sobre el fondo de la causa
- Si la sentencia es a tu favor, se procederá a tu reenganche y el pago de tus salarios caídos
- Si tu patrono se niega a cumplir voluntariamente con la sentencia dentro de los tres días hábiles siguientes, por vía ejecutiva le embargarán los bienes para el pago de tus salarios
- Si tú manifiestas, por voluntad propia, no interponer el procedimiento para solicitar el reenganche, tu patrono deberá pagarte una indemnización equivalente al monto que te corresponde por las prestaciones sociales.
Fuente: Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras.