La historia oficial dice que el 26 de abril de 2016, Illich Carrasco, Ricardo Marrero y Ludwig Ramírez cayeron muertos en medio de un enfrentamiento con el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, en Cotiza, una barriada del noroeste de Caracas. Pero la que cuentan sus familiares y vecinos es la historia de un asesinato. Ese día, Oly Vargas perdió a su hijo, a su nieto y a su sobrino. Los tres muchachos escuchaban hip hop en la sala de su casa cuando fueron sorprendidos por los funcionarios policiales.
Guión, producción y locución: Lorena Meléndez
Edición de sonido: Jesús Cabrera
Fotos: Hirsaid Gómez
Desde: Cotiza, Caracas
Publicado: 31/01/2019
Transcripción del podcast
[PRESENTACIÓN DE VOCES DEL DESAMPARO]
Lorena Meléndez: Hip Hop. Eso era lo que escuchaban Ilich Carrasco, Ricardo Marrero y Ludvig Ramírez la mañana de aquel martes 26 de abril de 2016. Estaban en la sala de su casa, en el barrio San José de Cotiza, al norte de Caracas.
Pero, entonces, la música tuvo que parar… Lo siguiente que oyeron fueron los gritos, los maltratos y, tiempo después, los balazos.
Las huellas de los proyectiles todavía se ven en las paredes y el techo. Quien las muestra hoy es Oly Vargas, madre, abuela y tía de los jóvenes que aquella mañana fueron asesinados por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, Cicpc. Todo sucedió dentro de su casa.
Oly Vargas, mamá, abuela y tía de las víctimas: Después que yo salí de aquí, tomaron la zona y no dejaron que ningún carro pasara, ni peatonal ni nada. La zona estaba totalmente tomada por ellos y lo que hacían era llegar carros de funcionarios y funcionarios. Decían los carros “División de Vehículos, Baes”. Todo el que pudo llegarse, como que iban a matar a, no sé, a Osama Bin Laden, no sé”.
Lorena: Pero no se trataba de una organización terrorista, ni siquiera de una banda criminal del barrio. Eran tres jóvenes desarmados que escuchaban música en su casa.
Oly: Yo pensando que era una cuestión de rutina, ¿verdad? Yo estoy pensando que si yo tuve hijos delincuentes, que sí eran tremendos, y nunca me los mataron de esa manera, mucho menos me iba a pasar con estas dos criaturas.
Lorena: Pero sucedió y en un solo procedimiento se violó el derecho a la vida, al debido proceso, a la justicia, a la presunción de la inocencia, a la inviolabilidad del domicilio. Al día siguiente, en periódicos y medios digitales, se leía el titular: “Tres sujetos abatidos en San José de Cotiza”.
ejecuciones extrajudiciales se registraron durante 2016
Fuente: Cofavic
Los párrafos siguientes reseñaban que los tres jóvenes habían lanzado una granada a los policías y eso había desencadenado un intercambio de disparos. Pero Oly vio cómo sometieron a los tres muchachos. Toda la familia piensa que los homicidios fueron, en realidad, producto de una venganza.
¿Quiénes eran Ilich, Ricardo y Ludwig? ¿Por qué los mató el Cicpc? ¿Qué pasó en la casa después de esta masacre? Esta es la historia de lo que pasó aquel 26 de abril de 2016.
Lorena: Primera víctima: Ilich Alberto Carrasco Vargas
Oly: Mi hijo tiene, se llama Ilich Carrasco. Tenía 16 años para el momento en el que murió.
Lorena: Ilich estudiaba segundo año en un parasistemas. Tenía un carácter dominante y era el benjamín de la familia. El consentido de Oly.
Oly: Rebelde como cualquier muchacho de su edad. Pero no era un niño así como para que la vida me lo arrebatara de la manera en que me lo arrebató.
Lorena: Segunda víctima, Ricardo Javier Marrero
Oly: Mi nieto se llama Ricardo Marrero, se llamaba. Tenía 18 años.
Lorena: Oly recuerda cuán unidos eran Ilich y Ricardo. Se habían criado como hermanos y no como tío y sobrino. Ricardo trabajaba en una cadena de restaurantes de pollo frito.
Oly: Mi nieto no tenía ningún problema con la comunidad. De hecho, en días anteriores le habían dado un tiro un muchacho con el cual él mismo jugaba básquet. Ellos tenían amistad con ese muchacho.
homicidios intencionales hubo en 2016
Fuente: Ministerio Público
Lorena: Oly se refiere a un hecho que ocurrió poco antes de la masacre en su casa. Su nieto Ricardo y su sobrino Ludwig iban a bordo de una moto por la calle 3 de Los Cujicitos cuando un conocido les disparó. Ese proyectil, asegura, no era para Ricardo, sino para Ludwig, y Oly pronto contará el por qué.
Lorena: Tercera víctima: Ludwig Eleazar Ramírez Vargas
Oly: Y mi sobrino Ludwig, que tenía 22 años. Mi sobrino salió y salió completamente tranquilo. Ya tenía seis meses de haber salido, no tenía ningún tipo de inconveniente con la comunidad.
Lorena: Ludwig estuvo implicado en el asesinato de un vecino y pagó seis años de cárcel por ese delito. Pero cuando salió de la prisión, los dolientes de aquella víctima quisieron cobrarle el homicidio con sus propias manos. El muchacho que le dio un balazo a Ricardo era, en realidad, familiar del vecino asesinado. Por eso, Ludwig era el objetivo de aquel disparo.
Oly: Porque ni mi sobrino, que sí tuvo un problema en años anteriores por ser cómplice de un homicidio. Ni él, porque si él cumplió su delito en la cárcel por qué otro me lo juzga con su vida. O lo hubiesen matado desde un principio con la pena de muerte o me lo hubiesen dejado preso, pues.
Lorena: Ni Ilich ni Ricardo tenían antecedentes penales. Aunque algunos vecinos generalizan y aseguran que todos los miembros de la familia solían meterse en problemas con la ley, otros afirman que nunca vieron a los muchachos con un arma o en algún delito. El testimonio de una joven del vecindario, a quien llamaremos Pau, apunta en esa dirección.
Pau, nombre ficticio de una vecina del barrio: No, ellos no eran así. Ellos lo que… eran unos chamos que lo que le gustaba era consumir, pues. Pero no se metían en problemas. Pa’ mí eran bien. Yo compartía con ellos demasiado.
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de esos asesinatos fueron cometidos con armas de fuego
Lorena: Ni Oly ni su hija Dabriana estaban en casa cuando arribaron los policías con la cara tapada. Aquella herida de bala de Ricardo había hecho que ambas salieran esa mañana del 26 de abril, a buscar gasas para hacerle la cura diaria. Cada una había tomado una calle distinta.
A su regreso, encontraron a los tres muchachos en el suelo, justo en la entrada de la vivienda. Había llegado el Cicpc. Eran alrededor de las once de la mañana.
Oly: Cuando yo vengo subiendo, veo que están los funcionarios parados aquí en la puerta de la casa y yo digo “ya va, ya va, un momento”. Resulta que cuando yo me paro en la puerta está mi hijo tirado en el piso, con vida. Mi hijo y mi sobrino en el piso acostados, y mi nieto semi sentado por el impacto de bala que no le dejaba acostarse totalmente en el piso.
Lorena: Los policías le ordenaron a madre e hija que se retiraran y que se llevaran a quienes seguían adentro: los dos nietos menores de Oly, de 2 y 7 años, y una sobrina de 15 años. A los tres, los apuntaron con sus armas. Todo fue tan rápido que Dabriana, quien habla a continuación, salió descalza de la casa y con los niños en brazos.
Dabriana Carrasco, hija de Oly Vargas, hermana, tía y prima de los muchachos asesinados: Como los comisarios me dicen que era un operativo normal, no me quedé tranquila, que es cuando ahí mismito, ahí nos mandan a quitar. Después de que dejo a los niños en una casa en la que nos habíamos metido por aquí mismito, yo me salgo de ahí y bajo a la Farmacia 76, y me quedo ahí con mi prima y escuchamos unos tiros. Cuando nosotras escuchamos los tiros, bajo corriendo, bajo donde dicen las escaleras de Caraballo, del miedo, porque pensaba que los policías venían pa’ donde uno también.
Lorena: Mientras tanto, Oly se fue a avisar lo que sucedía a su hermana, la mamá Ludwig, a pocas cuadras de su casa. Cuando llegó, la puerta estaba abierta, pero no había nadie allí. Los policías habían pasado por esa vivienda antes de irse a la suya. Buscaban a Ludwig. Cuando intentó regresar a su casa, todo estaba tomado.
Oly: Yo no sé si es que estaba neutra. No sé en qué mundo estaba viviendo y no oía los impactos.
Nosotros estábamos viendo de lejos, porque no dejaban que uno se acercara y la gente me decía: ‘Están metiendo tal cosa en los carros, Oly’, ‘Se están llevando algo’, ‘Mira, están metiendo a los muchachos’. ¿Pero a dónde?, ¿a dónde?, yo no captaba. No sé si es que estaba ciega o no quería ver lo que estaba en mis ojos, en frente a mí, en realidad.
Lorena: En medio de lo que pasaba, Oly vio a Dabriana. Le dijo que a los muchachos los habían sacado de la casa y los habían trasladado en un carro. Por recomendación de una tía, Dabriana se encaminó hacia el Ministerio Público.
Dabriana: Yo no creía, y del impacto comencé a llorar como una loca. Iba hacia abajo, hacia donde llaman ‘Dos cerritos’ y venía pasando un muchacho en una moto y le dije: ‘Déjame en fiscalía’. Él se mete hacia los lados del Hospital Vargas, coincido con mi mamá, que viene llegando en una moto, y ella me dice que me bajara. Yo me bajo y cuando llego, como mi sobrino había estado en ese hospital, ya estaba la policía y todo, y uno de los guardias que cuidan ahí. Él me pregunta que si eran mis familiares. Yo le digo que sí y él, callaíto (sic.), me dice que dos habían llegado muertos y uno herido, pero que no dejaron salvarle la vida.
En Distrito Capital se concentra
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de estos homicidios intencionales
Lorena: Ilich fue el único que arribó vivo al hospital. Aunque los hechos pasaron cerca del mediodía, no les dejaron ver los cuerpos hasta cuatro horas después. Para ese momento, todavía la casa estaba tomada por los policías. Cuentan los familiares que desde las oficinas del Cicpc tuvieron que ordenarle a los funcionarios que se retiraran de la vivienda.
Dabriana: Cuando nosotros entramos eran como las cinco y pico, seis de la tarde. La casa estaba hecha un desastre. Por lo menos, mi cuarto, que yo digo que fue allí donde hubo la masacre, mi cuarto estaba lleno de sangre, la cama estaba dañada, el escaparate. La ropa de mis hijas… No servía la ropa de mis hijas, los juguetes. O sea, la casa estaba vuelta nada.
Lorena: Algo había explotado. Había balazos, balazos por todas partes. Camas volteadas, escaparates rotos, ropa revuelta Muebles rasgados, destrozados. Una casa en ruinas. Así la dejaron.
Oly: Y, para completar, que lo que más me hace falta es el valor de ellos, lo físico, tenerlos conmigo. No les bastó con eso, sino que me robaron todo: comida. Porque días antes me había llegado la caja esa del CLAP. No teníamos ni para comer, nos dejaron sin nada. Nos dejaron sin televisor, a los niños, mi nieto tenía tableta, los niños tenían tabletas. Sin el DS ese que llaman. Muñecas quemadas de los impactos de bala. ¡Las muñecas tenían tiros en la cabezas!
Lorena: Cuatro días después, justo cuando Ilich hubiera cumplido 17 años, Oly y su familia enterraron a los tres muchachos. Hasta ese momento, ella no había vuelto a la casa.
Oly: Después de esa desgracia, porque eso fue una desgracia total, mi vida nunca llegó a ser lo mismo. Imposible. Nosotras duramos… Veníamos por raticos a la casa. Me acogió en su casa una vecina, ese mismo día que pasó la tragedia. Yo no quería estar aquí en la casa. De hecho, no subí a aquí el mismo día. No quería saber nada de la casa. Después una vecina me dio un lado, después en una vecina me quedé, que si dos días más, también, y así estuve haciendo.
Lorena: Oly volvía a su casa todos los días, pero ni ella ni sus hijas fueron capaces de dormir allí hasta tres meses después. El duelo de Oly no ha dejado que haya retratos de ninguno de los jóvenes dentro del hogar.
Oly: Yo siempre le he dicho a mis hijos “mis amores”, por estos dos, mi nieto y Ilich eran mis cuchituras, como les decíamos aquí en la casa, las cuchituras de la casa, eran los pequeños. Eran… eran el todo para nosotras. Eran nuestra lucha, de nosotras dos, nosotras tres, de mis hijas y mío, para que salieran adelante, para que no pasara como mis hijos anteriores que sí eran de problemas y no murieron de esta manera.
Lorena: La lucha de Oly y sus hijas por buscar justicia comenzó luego de sepultar a los jóvenes. Dabriana estuvo junto a ella durante todo el proceso.
Dabriana: Nosotros vinimos enterrándolos a ellos un sábado, y el lunes nos fuimos a la Fiscalía, y el fiscal no quería: ‘No, porque ustedes no son familiar directo’. ¡Ajá! y yo y, todo, le dije: ‘¿Tú dices que mi mamá no es familiar directo de mi hermanito? Yo, sí, pues. Tengo los dos apellidos’. ‘No, igualito, no puedes hacer una denuncia’, que no se qué. Mil, mil excusas nos pusieron hasta que la gente de Cofavic nos consiguió un abogado y el abogado se dirigió hasta allá y le aceptaron la denuncia a mi mamá. Le dijeron: ‘Por el niño, por el menor, sí, pero por los otros, no te vamos a aceptar nada’.
Lorena: Pese a la negativa del Ministerio Público, los vecinos del barrio confirman que el triple homicidio que ocurrió en la casa de Oly Vargas, aquel 26 de abril de 2016, fue, en realidad, una ejecución. Pau, la del vecindario, también vio todo.
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del total tenía entre 15 y 30 años de edad
PAU, vecina: Yo estaba por El Sedal, pero ellos no dejaron que uno subiera, porque había hasta femeninas y, todo, y no dejaban que uno subiera. Y que estaban diciendo que lanzaron granadas, y eso. Si fueran lanzado una granada, eso vuela con todo y casa. Es así. Pero no, ellos fueron los que entraron, porque ellos estaban en su casa, ahí. Y ellos fueron los que entraron y los mataron allá adentro, a los tres.
Lorena: No era la primera vez que Oly pasaba por esto. Yorwin, el tercero de sus seis hijos, también fue víctima de una ejecución extrajudicial. Lo mataron por estar presuntamente vinculado a un homicidio. Junto a dos de sus hermanos, era miembro de la banda Los Cabezones, dedicada al tráfico de drogas en el vecindario.
Oly Vargas: Yo entiendo que si tuvo un delito, detenlo, y que cumpla la ley. Porque yo no soy de las personas que dice: “No, él no lo hizo”. Sí, sí estaba ahí. Sí estuvo en el momento del delito, muere una muchacha, madre de familia. ¿Tenía que pagar? Sí, en la cárcel, no ajusticiamiento. Porque, que yo sepa, en este país, entre comillas, no hay pena de muerte.
Lorena: Oly está convencida de que todo fue una venganza. Piensa que las muertes están relacionadas con el disparo que su nieto Ricardo recibió días antes de que el Cicpc lo matara.
Oly: Estábamos en la puerta parados cuando un funcionario llamaba por teléfono y dijo: “No dijiste que había un menor de edad”. ¿A quién se lo dijo?… A la persona que lo pichó.
Lorena: Y no es la única. Pau, la del vecindario, también piensa lo mismo. Cree que a Ludwig lo tenían en la mira.
Pau: Claro. Pa’ mí fue eso. Porque si él ya estaba tranquilo y relajao, ¿pa’ que? Los mataron injustamente a ellos tres.
Lorena: La masacre de Ilich, Ricardo y Ludwig no es un hecho aislado. Está entre las 2.379 ejecuciones extrajudiciales registradas por la ONG Cofavic solo durante 2016, una cifra que es 70% mayor que la documentada en 2015. ¿Por qué esta incidencia? Liliana Ortega, directora de la organización, lo explica.
Liliana Ortega, abogada y directora de Cofavic: En Venezuela, hay un eje transversal en la crisis de derechos humanos, que es la impunidad. Todo el catálogo de derechos humanos está afectado por una impunidad institucionalizada que, sin duda, es la responsable de que tengamos una multiplicación de la violencia, y en ese marco de multiplicación de la violencia, una multiplicación de las torturas y de las ejecuciones extrajudiciales, porque la mayoría de las personas, funcionarios públicos del Estado que cometen este tipo de crímenes, tienen seguro que no van a ser investigados, que no va a haber investigaciones conclusivas, que las líneas de investigación van a ser muy etéreas, muy pobres, y que por lo tanto las posibilidades de justicia son muy remotas.
Lorena: Muchas de estas 2.379 ejecuciones se atribuyen al mismo cuerpo que mató a los jóvenes en Cotiza, el Cicpc. Su himno, por cierto, pregona todo lo contrario.
Liliana: Las cifras nuestras revelan que en más de 40% de los casos hay alguna incursión del Cicpc, lo cual limita severamente que se realice una investigación independiente, porque el Cicpc, cumpliendo tareas de carácter administrativo y de carácter policial, participando en mecanismos de seguridad ciudadana, lesiona de manera directa sus posibilidades de autonomía a la hora de actuar como órgano de investigación criminal, porque en manos de este órgano están las planimetrías, autopsias, la balística, es decir, las pruebas más importantes para iniciar una investigación.
Lorena: Pero cuando le preguntan sobre las ejecuciones extrajudiciales, el director del Cicpc, Douglas Rico, prefiere pasarle el testigo al Ministerio Público.
Douglas Rico, director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas: Cada vez que un funcionario del Cicpc, específicamente, no te voy a hablar de los demás cuerpos, ocurre una resistencia a la autoridad, nosotros, inmediatamente, le notificamos al Ministerio Público, a derechos fundamentales, para que sean ellos los que hagan la investigación y no nosotros. Ya esa respuesta te la puede dar el Ministerio Público de si hay o no abuso policial. No obstante, nosotros, y yo particularmente, soy muy garante de evitar violaciones de derechos humanos.
Lorena: Dos años y medio después de la masacre, ni Oly ni ningún miembro de su familia han podido tener acceso al expediente del caso. Mientras tanto, los policías que participaron continúan sin ser identificados.
Oly: No creo en Dios. Pregúntame en el dios que ustedes creen, se lo respeto a cada quien, pero Dios de mí, de mí, se olvidó. De mí se olvidó totalmente. Hay una vecina que me dice que Dios me ha dado la fortaleza para estar viva, pa’ soportá lo que he soportado. Y porque ese Dios, si en verdad existe, no evitó todo lo que estoy soportando aquí.
Lorena: Actualmente, en el Ministerio Público solo reposa la denuncia contra el homicidio de Ilich. Nunca recibieron la de su primo y su tío. Sí figura, en cambio, en los informes de Cofavic sobre ejecuciones extrajudiciales. También fue reseñado en el “Informe de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos y del Panel de Expertos Internacionales Independientes, sobre la posible comisión de crímenes de lesa humanidad en Venezuela, presentado en mayo de 2018. Oly y su familia esperan justicia.
[DESPEDIDA DE LA SERIE VOCES DEL DESAMPARO]
Los testimonios completos de este podcast pueden ser escuchados en el Archivo de Voces, un sitio para la documentación y el estudio de los Derechos Humanos.
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¿Qué hacer en caso de que sea familiar directo de una víctima de una ejecución extrajudicial?
- Acudir a la Dirección de Derechos Fundamentales del Ministerio Público.
- Ir a la Defensoría del Pueblo, donde se puede presentar querella contra los funcionarios, o empleados públicos, o agentes de las fuerzas policiales, que hayan violado derechos humanos.
- Ponerse en contacto con alguna ONG dedicada a la defensa de los derechos humanos para ayudar a visibilizar el caso y asesorar legalmente a las víctimas:
- Cofavic
- Provea
- Los familiares también pueden actuar paralelamente ante instancias internacionales como:
- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos
- Comité contra la Tortura de la Organización de Naciones Unidas
- Pueden incluso llevar el caso hasta la Corte Penal Internacional
Fuentes consultadas: Joel García – Vicepresidente de Fundeci